INTRODUCCIÓN A LA CRÍTICA EN ARQUITECTURA
”Con independencia de estilo, época, autor o nacionalidad, debe existir una ley que permita distinguir la buena arquitectura de la mala, porque discutir sin tener principios en que apoyarse, es peor que aceptar una moneda dudosa sin hacerla sonar” John Ruskin. Las piedras de Venecia
Esta es la intención última que aquí se pretende desarrollar. Proporcionarnos las armas, los víveres y la templanza suficiente para que nos permita enfrentarnos y apropiarnos de lo que nos es desconocido.
La arquitectura tiene esa relación con la sabiduría universal, que solo es percibida por aquellos que se acercan a ella sin prisa ni codicia. La esencia se encuentra en los espacios no construidos y su presencia en el volumen. La arquitectura importante está en lo que no es, lo que no se toca, lo que no se paga, el espacio resultante en su interior, el espacio resultante en el exterior. La arquitectura construye libertad, responde preguntas, da soluciones, es sincera, y a veces, tanto que ciega como la luz del sol.
Será necesario prescindir de ciertos atributos ajenos a la obra en sí, que alienan el entendimiento de La Verdad, que la subyugan y marginan provocando el olvido de sus contemporáneos. En este sentido, aclararé los conceptos, los atributos de ESTÉTICA, BELLEZA y ARTE.
ESTÉTICA: Procede del griego y significa sensación. Es una sensibilidad basada en la intuición pura. Nos basamos en principios a priori de la intuición y siempre están separados de la razón y el entendimiento. La estética es un juicio de valor, lejos de ser un valor absoluto y se encuentra íntimamente ligada al sujeto. Dependiente de la experiencia vital y ajena por completo a la obra. Lo estético no tiene una finalidad útil, moral ni placentera en el sujeto, es una finalidad sin fin, una autocomplacencia. Para entenderlo, la actitud del observador debe ser desinteresada y dedicada a la contemplación.
BELLEZA: No es una propiedad de las cosas o una cualidad en sí misma, sino un valor que el sujeto atribuye a la obra. Un valor inducido y aprendido colectivamente, un valor social. La naturaleza de lo bello depende de lo que socialmente se haya instaurado como tal. Según Diderot: “la belleza es un instinto social”.
ARTE: Es la virtud o habilidad para hacer algo o producir algo.
Son estas, por lo tanto, herramientas que poco nos ayudarán a entender y a argumentar la validez de una obra de arquitectura. Tendrán en esta sección poca relevancia las expresiones “Me gusta” y “No me gusta” y recurriré en su lugar a armas mucho más eficientes en su labor de identificación de La Verdad, de lo bueno y de lo malo: EURITMIA, INTERPRETACIÓN Y POÉTICA.
EURITMIA: Es la buena disposición y correspondencia de las diversas partes de una obra de arquitectura. Es la base de toda creación y percepción formal, lo que le da unidad.
INTERPRETACIÓN: Se usará para explicar y descubrir La Verdad de una cosa. Será el arma más potente a nuestra disposición puesto que siendo sincera en su explicación de la realidad, proporcionará al espectador valiosas referencias que podrán ser verificadas y cuestionadas. No serán valores absolutos, verdades unívocas, pero, a diferencia de la estética, estarán basados en la razón y el entendimiento.
POÉTICA: Será el arte (con minúscula) de componer obras sometidas a un conjunto de reglas y principios estrictos. Con unas determinad as cualidades de orden interno, visibles o no, y sometidas a fuertes condicionantes externos. La arquitectura se desliga de las llamadas “Artes” (con mayúscula) por no poder comportarse con libertad absoluta y tener la obligación de respetar las reglas del paradigma Newtoniano.